Perdimos la integridad de las olas. Y eso que nos siguen salpicando para que espabilemos de una vez.
Ni siquiera las estrellas volverán a confiar en nosotros. Están hechas de otra materia, diferentes a lo que ocultamos. Viven de otra manera y no sueñan. Su proyecto se desliza en cada vértice enojado de cada despertar.
Vivimos en el precipicio de un infinito acotado. De un invento arcaico, tan absurdo como humano y cruel. En el filo de lo inevitable y efímero. En su demencia y desorden pronosticado.
Nos lo advirtieron, no despedacéis la noche... Cuidadla... Sed generosos con lo que brota del suelo y precavidos con lo que arrojéis en él.... O sufriréis las consecuencias de una cefalea milenaria.
No hay antídoto para tanto veneno acumulado y los efectos secundarios ya están entre nosotros.
¡¡ Pobres mortales...!!
AMQ
No hay comentarios:
Publicar un comentario