AUSENCIA
Siempre me he preguntado cómo sería mi vida si hubiese conocido a ciertas mujeres.
La hermana que no tuve y con la que no pude jugar a las muñecas.
Haber convivido con sus manías, conocer a sus posibles novios.
O quizás, haberme enamorado de alguna de sus amigas
y que, seguro, me hubiese despertado de aquel letargo.
O la hija que no vino y aún me espera a la puerta de nuestro castillo de papel.
Ella..., la protagonista de tantos cuentos y noches en vela, aún duerme.
Y mis abuelas con sus regañinas y consejos, que se fueron antes de conocerlas.
Imagino el tono de sus voces, como las abuelas de antes,
bañadas en negro antiguo. Dulces, frágiles,
con el gesto triste y sepia, pero siempre sonriéndome.
Sin duda hoy sólo soy el resultado de la ausencia de todas ellas.
AMQ
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